Si, la Terapista, así fue como denominó don Pedro Pablo a esta hermosa gata, que una madrugada de cualquier día, de cualquier mes, y de finales del año 2022, mucho después de la pandemia, claro está, fue dejada por persona no identificada en un rincón del antejardín de la casa de la señora Griselda en su finca San Pedro.
Ella, muy comedida la acogió con cariño, amistad y buenas maneras; hasta le llevaba leche calientica o recién ordeñada y le acomodó cama para que no sintiera frio. Así, el animalito se convenció que este podría ser su hogar para toda la vida. Pasaron los días, se familiarizo con todos los espacios de la nueva casa, se acomodó al nuevo ambiente, a los hábitos y costumbres de su nueva ama, entró en confianza y se manifestó como era: hiperactiva, juguetona, coqueta y querendona. Aunque le tenía miedo a la matrona gatuna "doña cachetes" maullaba muy fuerte cuando quería comer algo y cuando quería llamar la atención.
Pasaron los días y unos pocos meses entre peleas, juegos, botadas al potrero y palazos por parte de la ama anfitriona, quien también la apodaba lagartija, hasta el día que la bien llamada "terapeuta" desapareció, dejando buenos recuerdos para algunos de los visitantes de la casa y también interrogantes relacionados con el maltrato y la búsqueda de una mejor vida.
